El ciudadano atento 

He pensado en mi hermano

Dr. Luis Muñoz Fernández 

Esta semana he pensado en mucho en mi hermano. Desde que falleció hace tres años pienso en él con frecuencia y, aunque ignoro si perdura en alguna forma de existencia ultraterrena, quiero creer que sí. Por eso, cuando acontece algo en estos últimos tres años que sé que le hubiera interesado, se lo cuento (a veces en catalán), como cuando nos habláblamos casi a diario por teléfono en un diálogo muy estimulante al que él bautizó como “Radio Macuto, el chisme al minuto”.

¿Qué ha tenido esta semana de particular para que haya pensado mucho en mi hermano? Bueno, primero que empecé a leer una novela titulada El querido hermano, escrita por Joaquín Pérez Azaústre. Trata de la relación muy estrecha entre dos hermanos poetas: Antonio y Manuel Machado, que la Guerra civil española separó irremediablemente, no por sus convicciones políticas como sucedió entonces en tantas familias, sino por la circunstancia azarosa de que el 18 de julio de 1936, cuando ocurrió el golpe de Estado militar perpetrado por el futuro dictador Francisco Franco en contra de la Segunda República española que desencadenó aquella guerra fratricida, Antonio estaba en Madrid, capital que había permanecido fiel a la República, mientras que Manuel había viajado a Burgos, bastión franquista desde el inicio, con su esposa Eulalia para visitar a Carmen, hermana de Eulalia y monja de la orden de las Esclavas del Sagrado Corazón. Tras la visita y queriendo regresar a Madrid, Manuel y Eulalia se vieron obligados a permanecer en Burgos porque las comunicaciones entre la España republicana y la España alzada quedaron completamente interrumpidas.

La novela empieza el sábado 25 de febrero de 1939, cuando Manuel, tras una noche de insomnio en la pensión burgalesa Filomena donde se alojaba con su esposa, se entera por un cartero que su hermano Antonio ha muerto. Para Manuel la noticia, aunque publicada escuetamente ese día en el periódico ABC de Sevilla, no ha sido confirmada, pero él intuye que es verdad. Y así es: Antonio Machado había fallecido en Colliure, Francia, tres días antes, tras atravesar los fríos Pirineos, huyendo de la inminente victoria de los alzados. Murió de una bronconeumonía que complicó su enfisema pulmonar de fumador inveterado. Y en Colliure sigue enterrado junto a su madre hasta el día de hoy.

El segundo acontecimiento que me ha hecho pensar mucho en mi hermano esta semana es que el pasado jueves 12 de septiembre de 2024 se inauguró un nuevo restaurante de mis dos sobrinos Santiago y Diego Muñoz Romo. Santiago es licenciado en Turismo y Diego lo es en Finanzas. Ambos, junto con su hermano mayor Daniel (hoy Cónsul Honorario de España en Aguascalientes y Zacatecas) son los herederos del matrimonio que formaron mi cuñada Beatriz Romo Barba y mi hermano Alejandro. Los cinco fundaron hace más de 30 años El Mesón del Taco, que sigue siendo un punto de cordial encuentro y alimento para todo aquel que desee nutrir su cuerpo y su alma.

El nuevo restaurante se llama El Mesón Comedor Prime, un nombre que une la tradición familar con los usos de los tiempos actuales. En unas instalaciones amplias, acogedoras y un entorno ajardinado muy hermoso, se sirven allí deliciosos platillos –muchos completamente nuevos– de lo mejor de la cocina de los dos mundos. El Mesón Comedor Prime ha adoptado una imagen impensable: Rucio, el burro de Sancho Panza. No se extrañen. El burro, que hace un guiño a la Cataluña de nuestros orígenes y que suele asociarse a aspectos negativos como la terquedad y la estupidez, es en el Mesón Comedor Prime el símbolo de la labor paciente y sufrida que conduce al verdadero crecimiento individual y familiar en un ambiente apacible que favorece la sana convivencia y crea lazos fraternos. Muy orgullosos todos, les deseamos una larga y feliz trayectoria.

Me despido con unos versos del poema El viajero de Antonio Machado:

“Está en la sala familiar, sombría,
y entre nosotros, el querido hermano
que en el sueño infantil de un claro día
vimos partir hacia un país lejano”.

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