El ciudadano atento
Hacen falta serenidad y conocimiento
Dr. Luis Muñoz Fernández
Tras la despenalización del aborto durante las 12 primeras semanas de la gestación en Aguascalientes y la reciente sentencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación despenalizándolo en todo el país, hemos sido testigos de varias manifestaciones sonrojantes en contra de esta medida. Es completamente lógico, pues todo aquello que tiene que ver con el inicio y final de la vida involucra creencias personales muy arraigadas.
Por otro lado, el libre acceso a un aborto seguro ha sido una de las banderas de la lucha de las mujeres por el derecho a decidir sobre su propio cuerpo, sus derechos sexuales y reproductivos y el libre desarrollo de su personalidad. Siendo un colectivo vulnerable e históricamente marginado, es natural que la despenalización del aborto cobre gran importancia para muchas mujeres.
¿Es posible un debate sereno y bien sustentado sobre este tema? Los cinco autores de Debate en torno al aborto. 20 preguntas para debatir sin crispación sobre el aborto (Desclée de Brouwer, 2014), un sacerdote jesuita, un teólogo, una bioeticista, un sociólogo y un científico y político creen que sí es posible partiendo de las siguientes condiciones para un consenso básico:
1.-Admitir que todos estamos a favor de la vida, con actitud indubitable frente a este derecho primero, que todos debemos exigir para nosotros y respetar en los demás.
2.-Considerar que no hay cuestión alguna en la que no recibamos del pasado presupuestos que condicionan nuestro juicio y solución. El aborto es una de estas cuestiones que marca especialmente nuestros sentimientos y pronunciamientos. Y es lo que explica la posición exacerbada de unos y otros, a favor o en contra.
3.-Resulta igualmente claro que ninguna cuestión humana debe darse como absolutamente resuelta. Sobre lo humano caminamos siempre, muchas veces a tientas, y no podemos sentenciar haber conseguido la verdad plena de la realidad investigada. Pero aun así, nos domina la predisposición a defender nuestra posición y rechazar la contraria. Lo cual ciega, hace inútil el diálogo e impide añadir avances a nuevos enfoques y soluciones del tema.
Hasta ahora lo que predominado en nuestro medio son llamados al desacato, ocurrencias, falacias, declaraciones interesadas y amenzas a los legisladores locales. Lo que merecemos es un debate sereno, con argumentos racionales y conocimientos actuales, como los que exponen los cinco expertos de este pequeño libro que apenas llega a las 90 páginas.
Federico Mayor Zaragoza, el científico y político dice lo siguiente:
“Las decisiones, en cualquier caso, deben ser adoptadas después de un concienzudo análisis y de haber recabado consejos por parte de las personas más cualificadas en los distintos temas… Consulten, déjense asesorar en temas en los que debe prevalecer el rigor científico. Y, sobre todo, no pretendan obligar a nadie a que se comporte en cuestiones tan esenciales en virtud de criterios deformados por el partidismo, el miedo o el dogmatismo”.
También tenemos expertos en nuestro país y mucho se beneficiría nuestra sociedad si los invitásemos a que nos compartiesen sus conocimientos y experiencia en este tema. Por citar solamente un ejemplo, está el Colegio de Bioética, A.C., que fue uno de los organismos consultores cuando en 2007 se despenalizó el aborto hasta las 12 semanas de gestación en el entonces Distrito Federal.
Dejo una última reflexión extraída del libro citado en palabras del teólogo Benjamín Forcano:
“Ante todo, apostar por la vida de todos. Hago un canto a la vida y me sumo a todos aquellos que, de mil maneras, la defienden, la liberan y la protegen cuando de vidas humanas reales se trata. No obstante, me parece absurdo y contradictorio ¬–y por eso lo denuncio– el hecho de que personas, sectores, movimientos y muchas instancias civiles salgan a defender con intransigencia una vida embrionaria y no adopten actitudes con parecido ardor y urgencia respecto a los miles y millones de vidas que, a diario, vienen sacrificadas en el altar de la guerra, de la explotación, de la miseria, de la injusticia y esto en grados de alta crueldad y complicidad”.
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